CONVITE DE LOS EDITORES-TRADUCTORES
“Todo intento de querer expresar la Verdad absoluta por medio de palabras de nuestra lengua e imágenes de nuestra mente alcanza apenas una hilacha de la vestimenta de la Verdad. La verdadera esencia de la Realidad Infinita trasciende nuestras representaciones que son todas condicionadas por el tiempo. Nuestro pensamiento sujeto a las categorías de tiempo, espacio y causalidad, no está apto a revelar aquello que es sin tiempo, sin espacio y sin causalidad.”
Así comienza el primer párrafo del libro “Vivencia Espiritual como Realidad” de Guenther Zuehlsdorf, libro que fue traducido integralmente por Huberto Rhoden y que providencialmente llega ahora a nuestras manos[1], cuando precisamente buscábamos un puente que nos sirviera de vínculo para transportar a nuestros lectores al nuevo campo en que nos encontramos. Los propios textos de Rohden ya lo hubieran podido anunciar, y en muchos de sus escritos habla del camino del iniciado que debe “seguir la flecha” dejada por su maestro y no quedarse apenas admirándola, preso a ella.
Vamos entonces a servirnos de la traducción al portugués que Rohden hizo del pensamiento de Zuehlsdorf en alemán, y nosotros usaremos algunos extractos del mismo para mostrar la importancia que hemos encontrado en dar ‘otro paso’ (el cual estamos seguros de que Rhoden aprueba desde allá, desde “donde sea” el campo cósmico donde se encuentre en este momento), paso ese al que hoy nos conduce Eckhart Tolle[2].
Ese paso consiste en la liberación de tener que entender primero para después tratar de convertir en realidad o en acción lo comprendido. O sea que lo que nos enseña no tiene que pasar por la aprobación de la mente sino que es directamente probado y convertido en experiencia, la cual es vivida de inmediato; así no tenemos dudas ni incertidumbres, no hay preguntas ni aclaraciones, solo vivencias. Es un paso gigante, un gran avance evolutivo porque por primera vez la humanidad se libera del problemático filtro de la mente y sigue adelante descubriendo que Dios vive en mí, aquí, y no necesito darle nombres ni explicaciones, apenas disponerle toda mi atención y descubrirlo en mi conciencia, libre de palabras y conceptos (que a lo largo de toda la historia tanto nos han confundido y complicado, haciendo imposible la simple vivencia de su presencia en nosotros).
Eckhart Tolle no tiene la apariencia del gran sabio y erudito que esperamos ver, porque siempre se nos ha presentado esa imagen del gran señor que mucho ha estudiado y por eso ya es de edad avanzada que impone respeto: el gran patriarca. Nos han hecho creer que los que conocen a Dios son los ilustres teólogos, supuestamente los estudiosos de “la ciencia de Dios”. Todo eso que nos han metido en la cabeza es un engaño porque el descubrimiento de Dios no es tarea de la mente, eh ahí el gran equívoco.
Tolle por lo contrario tiene la apariencia como de un niño con cara de bobo que no se impone y no pretende estar por encima de nadie; tampoco es un erudito lleno de informaciones producto de sus muchos estudios, nada de eso. Su gran avance está en haber despertado su conciencia y es por esto que no necesita de explicaciones ni discusiones relativas a textos sagrados de interminables interpretaciones. Lo que nos ofrece es su disposición y habilidad para expresar, por medio de palabras sí, pero sobre todo a través de la energía vibratoria que emana del estado sereno de su ser, de donde fluye sin cesar un rio de sabiduría que es toda práctica, nada es para entender propiamente hablando, sino que todo es para probar y descubrir en sí mismo. Lo hace con gran sencillez, sin tanto revoloteo intelectual que para él es el gran enemigo del descubrimiento de la conciencia que somos, y que corresponde al mensaje de Jesús cuando dice que debemos encontrar el reino de Dios en primer lugar, porque así todo lo demás nos será dado por añadidura.
Es importante dejar en claro que el mensaje Crístico continúa invaluable, supremo, íntegro en toda su magnificencia y seguirá siendo luz, camino verdad y vida. Nada de esto ha sufrido cualquier alteración. Lo que está ocurriendo es que ha llegado el momento de un nuevo abordaje porque la humanidad necesita tomar una actitud, el tiempo del cambio, del despertar ha llegado porque el planeta no puede esperar más o sucumbirá ante la inconsciencia generalizada del “príncipe de este mundo” que lo está conduciendo a la destrucción[3].
Entonces Tolle evita usar los términos tradicionales relacionados con el espíritu porque ellos están contaminados con viejos conceptos, vagos y confusos, fuente de discordias y discusiones. Casi nunca usa la palabra Dios porque inclusive esta se ha desgastado y banalizado mucho, aunque evidentemente constatemos que a Él se refiere con lo que nos está mostrando (cuando se dispone a adoptar el punto de vista “dualista”). Así, evitando el tránsito por medio de los tradicionales: cielo, pecado, salvación, vida eterna, etc., Tolle consigue hacernos probar ahora, en el mismo instante en que lo escuchamos o lo leemos, hacernos descubrir ese pequeño algo inicial que es la puerta que nos conecta con el ser esencial (el antiguo más allá que siempre estuvo lejos y prometido para el futuro) y, aunque al comienzo sea sutil y casi imperceptible, con ejercicio y persistencia nos lo hace conocer cada vez más claramente. Esto es un descubrimiento que no tiene paralelo, es extraordinario y muy satisfactorio porque podemos ver que corresponde a los propósitos y objetivos que nos planteaban los iniciados del pasado, incluyendo al propio mensaje Evangélico. La diferencia está en que los medios antiguos usaban muchas palabras y conceptos que nos llegan a través de la mente y es ahí donde la cosa siempre se complicó. La enseñanza de Tolle se esquiva de la mente, evita los enredos de tener que pasar por ese filtro y nos muestra que el medio más eficaz está en la focalización de nuestra atención en lo que estamos probando en este exacto momento, donde la vida está, no en algún lugar del futuro conceptual imaginado por la mente. Y así induce al despertar de la conciencia adormecida en nosotros, sin tener que discutir ni usar al complejo intelecto que todo lo complica, con la sencilla espontaneidad de un niño inocente, sin conceptos ni preconceptos, como ya lo decía Jesús: si no sois como niños no entrareis en el reino de los cielos.
Entonces, ¿Por qué un nuevo abordaje?
Se trata de, como ya fue dicho, una cuestión de tiempo. No hay tiempo que esperar para que la mente entienda y que después ocurra un cambio, porque la mente siempre quiere entender más, y nunca estará satisfecha ya que en verdad no quiere cambiar. Y no quiere cambiar porque eso significa la aniquilación de su dominio. El árbol del bien y del mal son su propio reino que no está dispuesta a cambiar por el árbol de la vida (porque allí no reinaría) y es por esto que no bastaría la traducción de los 60 libros que Rohden nos dejó, como no ha bastado la Biblia entera, ni los relatos epopéyicos de las Upanishades[4], con la suprema canción del Bhágavad-guitá, ni el maravilloso Tao Te Ching de Lao-Tsé, por mencionar solo estos.
Y si la inquietud mayor aún estuviera en comprender el verdadero sentido del mensaje Crístico (que nos ofrece Rohden), los 114 textos lanzados y a disposición en este Blog son claros y suficientemente explícitos. Quien realmente desee llegar a esa visión podrá alcanzarla con lo que está expuesto, basta con volver a leer y revisar atentamente. Vale aquí recordar especialmente el pasaje de Jesús con Marta y María, donde el Maestro muy sencillamente dice: “Solo una cosa es necesaria”, o sea que en última instancia el secreto de la realización está en algo muy preciso que no hemos visto, y no son reglas o normas, ‘solo una cosa!’, el descubrimiento de esa misteriosa ‘perla preciosa’ que vale más que cualquier riqueza que poseamos o soñemos poseer.
Entonces no es más una cuestión de entendimiento, tampoco nos hace falta más información; como Tolle dice: “cualquiera de nosotros posee más información de la que Buda jamás tuvo y sin embargo… él tenía ‘aquel’ conocimiento que hizo toda la diferencia”.
¿Qué pasa entonces? ¿Por qué tener un buen entendimiento sobre la verdadera espiritualidad no es suficiente?
Rohden mismo lo ha explicado muchas veces: no basta estar preparado, haberse purificado y querer mucho la iluminación; esto es favorable pero no lo garantiza por sí mismo, porque la transformación en última instancia es una gracia que recibimos, y solo el Ser supremo conoce el momento justo y concede esa gracia que es solo suya.
En esto influye poderosamente el factor: “príncipe de este mundo” que mencionamos y que corresponde a la mente analítica, la cual se declara favorable a la iluminación, siempre y cuando esté bajo su poder exclusivo, pero esa exclusividad es desintegradora por su propia naturaleza, separatista, no unificadora sino independiente y autoritaria.
En Zuehlsdorf, traducido por Rohden, encontramos estas palabras:
“Para el hombre profano conocer es un medio de calmar la inteligencia inquieta, encontrar respuestas plausibles para ciertas preguntas sin sumergirse en las profundidades de la Realidad. Para el hombre común la verdad es un trabajo de la cabeza destinado a canalizar siempre nuevos elementos para la insaciable dialéctica de la inteligencia; pero, haciendo esto, el hombre obstruye el camino hacia la experiencia del silencio interior.”
“Nuestras especulaciones filosóficas y teológicas son como flores que pintamos en los vitrales de las ventanas de nuestra vida, que nos dificultan la visión de la Realidad más allá.”
Esa “visión de la Realidad” es la cuestión que aborda Tolle de forma práctica, de manera que aunque se use el término ‘más allá’ por tratarse de un hecho que no es simplemente empírico y común, su constatación no se ‘localiza’ propiamente más allá sino “más acá”, por así decir, en un grado de evidencia tan próximo que es insospechado para la mente, acostumbrada a dirigir la atención hacia afuera, muy poco hacia adentro. Una analogía que Tolle usa con frecuencia nos habla de la dificultad que tendría un pez al que le dijéramos: “¿Te das cuenta del agua?… a lo que el pez respondería: ¿Agua? ¿Dónde? No la veo!”
Y es que podemos concordar con el hecho de que el bullicio de la mente sea un obstáculo y que el silencio sea el “lugar” para descubrir ese conocimiento; sin embargo muchos han sido los monjes e aspirantes a la iniciación que han pasado años en un silencio “vacío” sin descubrir en dónde está ese incógnito paso que conduce al despertar.
Así es que Tolle viene hoy en nuestro socorro iluminando ese vacío y, con la paciencia de alguien que se apiada de un hermano confundido, nos hace descubrir la riqueza del silencio, auxiliándonos a no quedarnos perdidos en un vacío sin sentido, al detallar pacientemente lo sutil y especial que es el trabajo de la liberación de la mente (principal obstáculo) y el descubrimiento del “espacio” (algo constatable) que surge entre el silencio que se puede encontrar entre una palabra y otra de nuestros pensamientos. Y así va conduciéndonos con la compasión de quien ya sufrió mucho y conoce el engaño esencial en el que nos encontramos, para que nuestro despertar sea aún más factible.
En consonancia con esta actitud veamos lo que dice Zuehlsdorf a través de Rohden:
“Nunca ninguno de los grandes maestros de la humanidad elaboró un esquema intelectual de pensamientos para descubrir lo que se deba entender por “Verdad”. Con espontanea naturalidad ponían de lado todas las ideologías intelectualistas y todos los reglamentos tradicionales dejando a sus discípulos con frecuencia en un estado de extraña vacuidad.
“Jesús habló por medio de parábolas y cuando Pilatos le preguntó directamente lo que era la Verdad, se quedó callado.”
“Lao-Tsé designa lo Eterno del Universo como lo indecible, lo Innominable.”
“Buda, uno de los grandes iluminados, llamaba a la verdad la “esencia de la vida”, que es plenitud y al mismo tiempo vacuidad. Es vacuidad porque la así llamada realidad empírica – siempre encubre la genuina Realidad, y por otro lado la Verdad es plenitud porque consiste en la concientización de la verdadera naturaleza del hombre que solo nos es revelada en el silencio y por la intuición”.
“Verdad y error están en nuestro propio pensamiento. Verdades de segunda mano, dogmas, credos, rutinas habituales retardan la vivencia de la Realidad y debilitan el espíritu. Shankara[5] habla de “una deformación de la visión de la verdad”, oriunda de la injerencia del pensamiento en la zona de la experiencia intuitiva. Sri Ramana Maharishi[6], el gran vidente hindú de nuestros tiempos, decía que el silencio es el único lenguaje de la Verdad, y que nuestro hablar interrumpe ese lenguaje. Según él, es precisamente la mentalización transfigurada, el pensamiento en su forma más sutil y por esto más peligrosa, que esclaviza al hombre más funestamente. Dado que la verdad solo podrá surgir después de que la inquieta dialéctica de la inteligencia analítica sea dominada y cuando la conciencia intuitiva y sin forma sea alcanzada.”
“La experiencia última y suprema no puede ser alcanzada por el simple contacto con cualquier cosa visible del Universo, con algún objeto existente dentro del ámbito del tiempo y del espacio, y destinado a perecer; la verdadera experiencia de la Realidad se procesa directamente, sin la cooperación de los sentidos y de la inteligencia.”
“Una fábula china ilustra drásticamente la verdad de que ninguna experiencia cotidiana puede ofrecer la base para una vivencia superior. “Con un sapo no se debe hablar del mar porque él solo conoce su refugio. Con una mariposa no se debe hablar de hielo porque ella solo conoce el verano. Con un profano no se debe hablar de Tao porque él está limitado a sus pensamientos”.”
“De Buda tenemos palabras que muestran cómo se origina el conocimiento superior: “La doctrina que proclamo no me vino por tradición, ni a través de raciocinios, ni por vía de comparaciones, sino que dentro de mí mismo se abrió el ojo, dentro de mí mismo se reveló la Verdad”.”
“La verdad se revela al hombre solamente cuando calla y entra en el gran silencio: la Verdad es una concientización del Yo divino, una vivencia inmediata del propio Ser, una experiencia interiorizante”.
Aquí vemos nuevamente el punto en el que Tolle interviene para salvarnos del tormento del vacío sin continuidad ni escapatoria. Ese “gran” silencio no es un nada absurdo del que nada se puede esperar, sino que en él precisamente se encuentra la plenitud de que hablaba Buda y a la que Tolle, este profeta de nuestros días (como Oprah Winfrey lo califica), nos conduce con fraterno cuidado e inagotable paciencia.
La gran contribución de Tolle respecto a las orientaciones de otros iluminados del pasado está en proporcionarnos medios inmediatos y al alcance de cualquiera que desee con sinceridad probarlos. Como ya lo mencionamos, uno de esos medios consiste en desobstruir el camino del enmarañado de la mente, sus porqués, objeciones, dudas y especialmente su necesidad de objetivar todo lo que aborda. Pero este no es su principal aporte, como lo estamos viendo en los textos de Rohden y otros, la mente analítica fue muchas veces reconocida como el gran impedimento en el camino de la espiritualidad. Lo que es especialmente significativo, aunque tampoco sea una novedad en sí misma (pero sí constituye un elemento decisivo por el énfasis dado) es la visión y toma de consciencia del “ahora” como único y autentico medio (mejor tal vez sería decir: foco) de espiritualización. La anulación del pasado y la eliminación del futuro como realidades del ser son los instrumentos de nuestra actualización, que también podríamos llamar de realización, por la que todo se convierte en un hecho del momento presente, librándonos del ancestral tener que esperar a que nos llegue en un futuro, que no existe.
Zuehlsdorf lo dice en estos términos:
“De poco sirve que nos ocupemos con filosofía, metafísica, yoga o ritualismos, si la ley del espíritu no es vivida en su presencia inmediata; solo cuando es conscientemente vivida es que ella puede tornarse una fuerza viva en nuestra vida diaria”.
Con Tolle la experiencia espiritual es una toma de consciencia que él nos hace probar en el acto, especialmente cuando asistimos a sus conferencias y tenemos acceso a la energía que emana de su presencia y manifestaciones, por las que la ilusión del ‘yo’, ese ego elaborado por la mente humana, deja de tener prioridad al inducirnos al descubrimiento del real ser que somos y que se compenetra con la esencia de todo lo existente. Y aunque no seamos capaces de mantener esa visión de forma permanente, Tolle consigue que un vislumbre de la misma se ilumine en quien está buscando la verdad de su ser y así, ese individuo que ve, aunque sea por un instante y de forma tenue lo que Tolle muestra, ya no necesita más recaer en la esperanza de un mañana mejor o aguardar por la llegada de un futuro paraíso, porque se habrá dado cuenta de que en él está el trabajar para expandir su “ahora” y que el paso hacia su despertar no se quede para más tarde.
La realidad espiritual que buscamos no es algo que se haya de alcanzar un día porque ya existe dentro de nosotros; lo que necesitamos es literalmente descubrirla porque se encuentra encubierta por muchas capas opacas que son condicionamientos mentales y preconceptos elaborados en función de la protección del ego. Esa necesidad de protección es oriunda del miedo nacido de esa falsa identidad (el propio ego) siempre asociada a una equivocada independencia, la cual es ignorancia con respecto a nuestra realidad esencial.
Zuehlsdorf dice:
“Evolución en la zona espiritual es, en último análisis, solamente un desdoblamiento del ser potencial en un ser actual, la transición de la mariposa dentro de la oruga hacia la mariposa fuera de la oruga; o sea, el redescubrimiento de la fuente secreta, soterrada, pero cuya realidad siempre nutre nuestra vida y conciencia – fuente que nosotros no realizamos sino que nos realiza.
La meditación, cuando es bien comprendida, no es otra cosa sino el “arte de reposar en sí mismo”, durante la cual el pensamiento analítico da lugar a la comprensión intuitiva.”
“Meister Eckhart[7] decía que nosotros sólo existimos debido al hecho de que la Divinidad está presente en nosotros.
Dios es inmanente en todas las cosas del mundo, así como nuestra inteligencia está presente en cada uno de nuestros pensamientos a través de los cuales se expresa. El Universo es Dios en su manifestación, Dios que habita como espíritu o íntima esencia en todas las existencias que reciben de esa esencia su existir. Todas las existencias finitas emanan de la Esencia Infinita.
El verdadero Yo sólo puede ser alcanzado espontáneamente en momentos de inmersión cósmica, durante momentos cuando como que soñamos con los ojos abiertos, cuando en nuestra alma desfilan sentimientos profundos de la naturaleza humana. Solamente aquel que rechaza constantemente todas las interpretaciones intelectuales de su mente, es el que puede tener la respuesta a su pregunta. Con palabras, sean ellas las que fueren, no hacemos sino camuflar para nosotros mismos la propia falta de comprensión.”
Zuehlsdorf encuentra gran concordancia, como igualmente lo expresó Rohden en sus textos, con las viejas escrituras de los sabios de oriente:
“Frente a estas paradojas, oriundas del contacto con la fuente de nuestro Ser, las Upanishades designan el conocimiento sapiencial como invisible, inaudible, impensable, incognoscible, señalando así que la Verdad sólo comienza allá donde terminan todas las preguntas y se refieren a este conocimiento como Brahman. Para ellos Brahman solo puede ser comprendido como el propio Conocimiento que es idéntico a la Realidad y de ella inseparable porque está más allá de cualquier demonstración y más allá de las fronteras de nuestra facultad de raciocinio”.”
“Brahman se revela por sí mismo cuando la ignorancia desaparece – del mismo modo que una cuerda se revela como cuerda cuando desaparece la ilusión de que sea una serpiente.”
“Brahman es el íntimo centro de nuestro Yo, el elemento del Ser dentro de nosotros, en virtud del cual somos; ninguna actividad, ninguna ceremonia de purificación puede aproximarnos a él, porque no nos podemos tornar aquello que somos, solo lo podemos SER[8].”
“El conocimiento de Brahman despierta en el momento que el hombre desvía su espíritu de las cosas del mundo fenomenal y lo dirige hacia su interior, cuando cesa de percibir las “voces” (de su mente) y se sumerge en el silencio en cuya profundidad se revela la identidad del Ser.”
Sin embargo, como dice Ramana Maharishi en el texto de Zuehlsdorf:
“Los hombres son muchas veces como sonámbulos, tan compenetrados en la supuesta realidad de sus sueños que de ningún modo quieren ser despertados.”
“Tan escasa es la confianza que el hombre tiene en su propia Realidad interior, ese elemento en el que reposa su vida, que siempre de nuevo trata de subordinarla a las necesidades de su vida física. Esa transposición de conciencia, del centro esencial hacia la periferia, de la realidad del íntimo Ser a la ilusión de los hechos externos se asemeja a una expulsión del paraíso.”
“Es por esto que la personalidad humana solo retorna a su paraíso o alcanza el zenit de su realización cuando se disuelve en la Realidad divina.”
“Esa visión de la realización humana está también en este bello aforismo de la filosofía budista:
“¿Cómo se puede conseguir que una gota de agua se conserve eternamente sin secar? – Echándola al mar.”.
Analogía semejante usa Tolle en sus conferencias cuando se refiere a las dos dimensiones del hombre: una, la que trata de su forma externa, aparente, es comparable a una ola del mar cuya existencia es superficial y transitoria, mientras que la otra dimensión que es su esencia trascendente y permanente, corresponde al océano, el profundo ser real, inmutable, que verdaderamente somos.
Tolle, en sus propias palabras:
“Hablo de una transformación profunda de la conciencia humana –no como una distante posibilidad futura, sino como algo que es posible realizar inmediatamente- sin importar quién sea usted o dónde esté. Trato de mostrarle cómo liberarse de la esclavitud de la mente, cómo entrar en un estado de conciencia iluminada y mantenerlo en la vida cotidiana.”
“Una y otra vez trato de llevarlo a usted conmigo a ese estado intemporal de presencia intensa y consciente en el Ahora, así como de darle a probar la iluminación. Mientras que usted no alcance a experimentar aquello de lo que hablo, puede encontrar estos pasajes algo repetitivos. Pero en cuanto lo experimente, creo que se dará cuenta de que tienen un gran poder espiritual y pueden llegar a ser para usted las partes más provechosas. Sin embargo, puesto que toda persona lleva dentro de sí la semilla de la iluminación, a menudo me dirijo al conocedor en usted que vive tras el pensador, el ser profundo que inmediatamente reconoce la verdad espiritual, resuena con ella y se fortalece con ella[9].”
“La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres ‘el pensador’. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior. Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes – la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna – surgen de más allá de la mente. Empiezas a despertar.”
“Cuando tu conciencia se dirige hacia fuera, surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro, alcanza su propia Fuente y regresa a casa, a lo No Manifestado.”
“Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder. Entonces se abre el reino del Ser que había quedado oscurecido por la mente. De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable. Y en esa paz hay una gran alegría. Y dentro de esa alegría hay amor. Y en su núcleo más interno está lo sagrado, lo inconmensurable, Eso que no puede ser nombrado.”
NAMASTÉ
[1] Agradecemos al señor Flavio de Mello traductor de Rohden al inglés y editor del Blog: “Third Heaven” que divulga el pensamiento de Rohden en esa lengua (http://3rd-heaven.blogspot.com) y de paso a Iris Gomes, editora de otro Blog también referente a Rohden, en portugués: “Memória Rohden” (http://ihgomes.wordpress.com/) que propició la disponibilidad de dicho texto. (Nota de los editores-traductores al castellano).
[2] Eckhart Tolle es un profesor espiritual contemporáneo que no se halla alineado con religión o tradición alguna. Nació en Alemania donde vivió hasta los trece años. Se graduó de la Universidad de Londres y fue investigador de la Universidad de Cambridge. A los 29 años una profunda transformación espiritual cambió el rumbo de su vida. En los años siguientes se dedicó con devoción a entender, integrar y profundizar esa transformación que marcó el inicio de un intenso viaje interior. En la última década se ha dedicado a ser consejero y maestro espiritual y trabajó con personas independientes o grupos pequeños en Europa y Estados Unidos. Sus principales obras: “El Poder del Ahora” y “Una Nueva Tierra” han sido best sellers del New York Times y vendido millones de ejemplares por todo el mundo. Desde 1995 vive en Vancouver Canadá. (Tomado de la contratapa de sus libros).
[3] “El despertar espiritual no es ya una opción sino una necesidad, si queremos que la humanidad y el planeta sobrevivan.” (Eckhart Tolle).
[4] Upanishad designa a cada uno de los más de 200 libros sagrados hinduistas escritos en idioma sánscrito entre el siglo VII a. C. y principios del siglo XX d. C., la mayoría de los cuales están escritos en prosa y un cierto número de ellos han sido compuestos en verso. Upa ni-shad significa ‘sentarse más bajo que otro’ (para escuchar respetuosamente sus enseñanzas). Se piensa que su forma, como la conocemos hoy día, se adoptó entre los años 400 y 200 a. C., por lo tanto representan un aspecto del hinduismo védico casi tardío. (Nota de los editores-traductores al castellano).
[5] Shánkara (788-820) fue uno de los más importantes pensadores de la India. Fue el primero que consolidó la doctrina Aduaita vedanta (una de las escuelas Vedanta en la India). (Nota de los editores-traductores al castellano).
[6] Ramana Maharshi (1879 – 1950) es ampliamente reconocido como uno de los sobresalientes gurús de los tiempos modernos. Nació en Venkataraman Iyer, Tamil Nadu, al sur de la India. A los 16 años perdió el sentido del ‘yo’ individual, un despertar que más tarde reconoció como iluminación. Poco después dejó el hogar y se fue a la montaña sagrada Arunachala, Tiruvannamalai, donde permaneció el resto de su vida. Entre sus enseñanzas insistía en el silencio como el más puro profesor y cuando hablaba decía que sus palabras “provenían del conocimiento directo de la conciencia como la única realidad existente”. En sus últimos años, se desarrolló en torno de él una comunidad en la que estaba disponible a visitantes durante 24 horas al día. Nunca permitió que lo trataran de manera especial, ni recibía presentes particulares. Trataba a todos con igual respeto. Desde 1930 sus enseñanzas se popularizaron también en el mundo occidental. (Nota de los editores-traductores al castellano).
[7] Eckhart de Hochheim (Turingia, Alemania, 1260 – 1328), más conocido como Meister Eckhart, fue un dominico alemán, conocido por su obra como teólogo y filósofo. Fue el primer teólogo de la Universidad de París en ser sometido a un proceso por sospecha de herejía. Condenadas algunas proposiciones de su obra por Juan XXII, fue rehabilitado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1992. Cabe aquí comentar que el nombre ‘Eckhart’ adoptado por Tolle fue en parte inspirado en este Maestro alemán del siglo XIII. (Nota de los editores-traductores al castellano).
[8] “Hablas de tu Yo individual. Con la misma razón podrías llenar con agua del Ganges un jarro y llamar esa cantidad de agua tu Ganges individual”. RAMAKRISHNA
[9] La sugerencia que proponemos es pues que se escuche a Tolle; hay que escucharlo muchas veces, dejarse llevar por su increíble simplicidad y darse cuenta que su mensaje es realidad dentro de nosotros, realidad que es paz y serenidad aquellas que tanto buscamos. Localizarlo es muy fácil: por el internet hay muchas conferencias en YouTube inclusive con subtítulos en español. También podemos vincularnos al EckharttolleTV, una organización que expone sus conferencias, publica textos y coordina sus retiros por todo el mundo. (Nota de los editores-traductores al castellano).
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